HACER UNA BUENA CONFESIÓN

¿Cómo hacer una buena confesión?

¿Así que has decidido confesarte? Pero, ¿cómo es que se hace una buena confesión?

El requisito básico para una buena confesión es tener la intención de volver a Dios con todo tu  corazón, como el "hijo pródigo", y reconocer tus pecados con verdadero dolor ante el sacerdote.

La sociedad moderna ha perdido el sentido del pecado. Como seguidores de Católicos Cristo, debemos hacer un esfuerzo por reconocer el pecado en nuestras acciones cotidianas, palabras y omisiones.

Los Evangelios nos muestran la importancia del perdón de nuestros pecados. Las vidas de los santos demuestra que una persona que crece en santidad tiene un sentido más fuerte del pecado, el dolor por los pecados y una necesidad para el Sacramento de la Reconciliación. No es de extrañar que los santos están llenos de alegría! Se han dado cuenta la clave para la entrega de sus cargas a Cristo mediante el sacramento de la Confesión, para que puedan ser libres para servirle con amor y energía.

Preparando el corazón para una buena Confesión 

 

"DEJAOS RECONCILIAR POR DIOS". 

NO ANTEPONER NADA AL AMOR DE CRISTO

1.- Pide a Dios que te ayude a sentirte pecador:

El arrepentimiento es una visita de Dios, una señal de su amor. Por eso, antes de acercarnos, es importante que oremos con un corazón arrepentido.

2.- Examina tu conciencia

A menudo, el pecado se esconde en lo más recóndito de nuestro corazón, y muchas veces, ni nosotros mismos somos capaces de verlo, o no lo llamamos pecado, sino costumbre, o cosa hecha por todos. Examina con atención tu conciencia, para ello te pueden servir los mandamientos, o las bienaventuranzas.

Las preguntas que tienes a continuación también te pueden ayudar.
Amaras al señor tu Dios con todo tu corazón
• ¿Es firme mi fe en Dios? ¿Qué me impide que Dios sea lo más importante para mí? ¿Qué hago para robustecer mi fe?

• ¿Rezo asiduamente por la mañana y por la noche? ¿Participo en la Eucaristía sobre todo los domingos? ¿Ofrezco a Dios mis trabajos y mis preocupaciones? ¿Me preocupo por estudiar y profundizar en la Palabra de Dios?

• ¿Hay otros dioses que habitan mi corazón? ¿Qué ídolos me construyo?

Amaos mutuamente, como yo os he amado
• ¿Tengo un auténtico amor al prójimo? ¿Abuso de mis hermanos usándolos para mis fines? ¿Me porto como no quisiera que se portaran conmigo?

• En el seno de mi familia ¿colaboro para que exista la paz, el amor, las buenas relaciones?

• ¿Comparto lo mío con los demás? ¿Qué tiempo, cualidades, dinero pongo, de hecho, a disposición de los demás? ¿Cómo me intereso por las cosas de las personas que viven conmigo, en mi casa, trabajo, ciudad...? ¿Cumplo con mis obligaciones ciudadanas?

• ¿Soy servicial, laborioso, cuidadoso, cumplidor en el trabajo que realizo?

• ¿Cumplo la palabra que doy? ¿Digo de los demás calumnias, mentiras, verdades a medias o por el contrario digo siempre lo justo?

• ¿Me siento separado de alguien por riñas, disputas, peleas? ¿He hecho daño a otro con burlas o de manera física? ¿Me siento dispuesto a la paz o engendro violencia y venganza?

• Si hay personas a tu cargo ¿Te has preocupado por darles siempre lo mejor de ti mismo? ¿Las has utilizado para tus propios fines?

• ¿He robado algo a alguien? ¿He restituido o reparado ese daño?

Sed perfectos como vuestro padre es perfecto
• ¿Me esfuerzo por avanzar en la vida espiritual? ¿Me esfuerzo en dominar mis vicios y mis malas inclinaciones? ¿He sido soberbio? ¿He impuesto mi voluntad a todo trance pasando por encima de los demás?

• ¿Qué uso hago de mi tiempo, de mis fuerzas, de los dones que Dios me ha dado? ¿Vivo en la ociosidad o la pereza?

• ¿He procurado poner siempre mi sexualidad al servicio de un auténtico amor o por el contrario he usado de ella solo por diversión?

• ¿Trato siempre de actuar con la libertad de conciencia de los hijos de Dios, o me siento atado por algo o por alguien?

3.- Pide perdón

Después de haber examinado tu conciencia, quédate en silencio pidiendo a Dios y a su Iglesia perdón. Puedes hacerlo con tus propias palabras o con una oración:

Misericordia Señor, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado, contra Ti, contra Ti pequé, cometí la maldad que aborreces.

Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me llenas de sabiduría, rocíame con el hisopo, quedaré limpio, lávame, quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría que se alegren los huesos quebrantados, aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, afiánzame con espíritu generoso, no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo Espíritu.

4.- Confesión de los pecados

Acércate con confianza. Puedes comenzar con un saludo normal, o diciendo "Ave María Purísima", como prefieras, Después manifiesta con sencillez las raíces de tus pecados y tu estado de separación de Dios. El sacerdote te puede dar algunas palabras de aliento. Después se señala una obra de penitencia. Y lo invita a que se reconozca pecador. Puedes rezar una breve oración como esta: "Señor Jesús, ten piedad de mí, que soy un pecador".

Finalmente, el sacerdote, en nombre de Dios declara que has sido absuelto de tu culpa.

 

Acerca de la confesión con el Sacerdote
Palabras de Jesús a la hermana Faustina Kowalska (Divina Misericordia)


 
Acto de Contrición
Señor mío Jesucristo

"Señor mío Jesucristo. Dios y Hombre verdadero. Creador, Padre y Redentor mío. Por ser vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

Os ofrezco Señor mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Así como os suplico, así confío en vuestra Divina Bondad y Misericordia Infinita. Me perdonareis por los méritos de vuestra Preciosa Sangre, Pasión y Muerte y me daréis vida y gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amen.
Amén".
Acerca de la Confesión con el Sacerdote

Palabras del Señor a la Hermana Faustina Kowalska de Polonia (beatificada)

Cuando tu vayas a la confesión, a esta fuente de  Misericordia; la Sangre y Agua que fluyó de my Corazón siempre fluye sobre tu alma... En el Tribunal de la Misericordia [El Sacramento de la Reconciliación] ... los milagros mas grandes toman lugar y se repiten  incesantemente ...Aquí la miseria del alma se encuentra con el Dios de Misericordia.
Vengan con fe a los pies de mi representativo... Yo mismo estoy esperandoles allí. Yo tan solo estoy escondido por el Sacerdote... Yo mísmo actúo en tu alma... Haz tu  confesión ante Mi.

La persona del Sacerdote es, para mi, solamente una  pantalla. Nunca analices que clase de Sacerdote es que Yo estoy usando; ábrele tu alma en la confesión como si lo hicieras conmigo, y Yo te llenaré con My Luz...
Así estuviera un alma como un cadáver descompuesto, de  tal manera que desde el punto de vista humano no hubiera esperanza de restauración y que todo ya estuviera perdido, no es así con Dios. 
El milagro de la Divina Misericordia restaura esa alma en plenitud.... Desde esta fuente de Misericordia las almas atraen gracias solamente con la vasija de la confianza. Si su confianza es grande, no hay limite a mi generosidad.

Nuestro Señor ha enfatizado la necesidad de que nosotros vayamos a la confesión y de que le recibamos en la Sagrada Eucaristía para que podamos obtener los mas  grandes regalos de su Misericordia.
Como Católicos tenemos la fuente de Misericordia en el confesionario y en la Preciosa Sangre de la Eucaristía.
Proclamemos este mensaje.

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