JESUCRISTO HABLA DEL DIVORCIO

 FUENTE: http://mensajesdediosalmundo.blogspot.mx

 

EL DIVORCIO

 JESUS HABLA DEL DIVORCIO: ¡AH! SI EL HOMBRE Y LA MUJER APRENDIERAN A AMAR SE ACABARÍA EN EL MUNDO EL PECADO. ENTONCES EL DEMONIO (Ave maría Purisima, Sin pecado Original concebida) DERROTADO HUIRÍA A ESCONDER SU FRACASO EN LO MÁS PROFUNDO DEL INFIERNO, AVERGONZADO.



 Hijos e hijas mías, un consejo os doy a aquellos que estáis en edad de casaros, procurad elegir una esposa o esposo que sea una ayúda y no un abstáculo para vuestra salvación. Pues de una buena elección depende el éxito de encontrar la felicidad aquí en la tierra y de seguir a Dios en todos sus mandamientos sin tropiezos ni tardanzas. Leed la Biblia hijos queridos, y miraréis que Dios al instituir el Matrimonio y elevarlo a Sacramento os dio una ayuda para vuestra salvación no para vuestra condenación, por eso elegid bien, pues muchos matrimonios que no fueron bien elegidos y que no son del agrado de Dios, son ahora los que engrosan las filas del enemigo.


Amados hijos, si vosotros no comprendéis para que fuisteis creados, viene el desequilibrio y es aquí donde nacen y nacen tantos pecados; y es porque el hombre no sabe amar y cree que el amor es un acto físico nada más, que tiende a calmar el instinto animal del hombre y de la mujer y he aquí el error, porque tanto el hombre como la mujer termináis olvidándoos del alma, olvidándoos de las necesidades del corazón que anhela ternura y al no tener esta dulzura que solamente lo da el amor, convierte su cuerpo en un objeto de placer y de allí viene el desenfreno, las enfermedades, la inmundicia, los desvíos sexuales, los adulterios, la homosexualidad y todas las miserias que aquejan a la humanidad. Y tan solo por una cosa, porque el hombre no ha aprendido a amar, ni ha enseñado a la mujer a hacerlo y como va a hacerlo si no sabe. Además el demonio os pone miles de obstáculos para que nunca aprendáis.
¡Ah! Si el hombre y la mujer aprendieran a amar se acabaría en el mundo el pecado. Entonces el demonio derrotado huiría a esconder su fracaso en lo más profundo del infierno, avergonzado de que al fin vosotros hijos e hijas, habríais aprendido a libraros de su yugo, de que por fin habríais escapado de su esclavitud.

(Muchas y particulares gracias serán otorgadas a las familias que se consagren de esta manera.”
“Los miembros de las familias que rehúsen participar de esta consagración quedarán fuera del círculo de gracia que rodea a los miembros de las familias consagradas, pero serán extendidas muchas gracias para su conversión que de otra manera no tendrían. )
NOTA: Al final La Consagración De La Familia

Mensajes De Dios Al Mundo A Través de su profeta: María Valtorta
ADULTERO Y MALDITO ES AQUEL QUE TIENE DOS VIDAS CONYUGALES.
JESUS HABLA DEL DIVORCIO.

Las Sagradas Escrituras dicen: ”Se acercaron unos fariseos a Jesús y le preguntaron:

” ¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?”.

Jesús respondió:

“¿No habéis leído que el Creador, desde el principio, les hizo varón y mujer y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”? (Gen. 2,18). De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por consiguiente lo que Dios unió, no lo separe el hombre.”

Dijeronle:

“¿Por qué Moisés mandó dar documento de divorcio y repudiarla?” (Dt. 24,1).
 Él contestó: “Por vuestra dureza de corazón, os permitía repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así; y yo os digo:
Quien repudia a su mujer, salvo en caso de adulterio, y se casa con otra, comete adulterio, y el que se casa con una repudiada, comete adulterio” (Mat. 5,27 y 19,3).
“La mujer casada está ligada al marido mientras vive. Tenida por adúltera si se une o se casa con otro” (Rom. 7,12).
Jesús dice: “Mi mandato dice: Lo que Dios unió, no puede, por motivo alguno, separarlo el hombre” (Mat. 19,5).
Porque separar equivale a incitar al adulterio.
El pecado del adulterio lo comete no sólo el que peca materialmente, sino también el que produce las causas del pecado, poniendo a una criatura en trance de pecar. Y vaya esto no sólo para los maridos que abandonan a sus mujeres y para las mujeres que abandonan a sus maridos, sino también para los padres de unos y de otros, que con perversa intención y egoísmo, meten cizaña entre los cónyuges. O para esos mendaces amigos de la casa, que con embustes o azuzando, forjan fantasmas entre los esposos hasta el punto de hacer insoportable la convivencia de ambos.
En verdad os digo: si los esposos acertaran a vivir aislados, en su mútuo afecto y amor a sus hijos, el 90 % de las separaciones no se producirían” (Cuad. 44, pág. 468).
“Habéis oído: No cometerás adulterio”. Pues yo os digo: Quien mira a una mujer codiciándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón (Mat. 5,27).
Pues ninguna razón justifica la fornicación; ninguna. Ni el abandono, ni el repudio del marido, ni la compasión hacia la repudiada. Tenéis un alma sólo. Cuando se une a otra por acto de fidelidad, que no diga mentira. De otra manera, el cuerpo bello con el que pecáis irá con vosotros, almas impuras, a las llamas”
“Sólo la muerte rompe el matrimonio. Acordaos de ello. Si hicisteis una elección infeliz, soportad las consecuencias como una cruz, siendo dos infelices; pero santos, sin hacer más infelices a los hijos, que son inocentes y sufren estas situaciones desventuradas. El amor a los hijos os debería hacer recapacitar
“El marido que va a otros amores, es un asesino de su mujer, de sus hijos, y de sí mismo.
El que entra en casa de otra(o) para cometer adulterio, es un ladrón. Se parece al cuco, que aprovecha el nido ajeno, sin gastos de su parte. Me provoca tanto asco la lujuria, que le vuelvo la cara; grito de asco a la lujuria”.
“El que está lleno de castidad no tiene lugar para otros movimientos que no sean buenos; en él no penetra la corrupción".
Yo vine para devolver a los hombres su realeza de hijos de Dios, enseÑándoles a vivir como dioses. Y Dios no es lujuria. Para mostrarlo tomé un cuerpo verdadero y sufrí las tentaciones humanas. Y decir al hombre después de haberle instruido: “Haced como yo”. Os parece imposible que fuese tentado sin haber caído. Os respondo: Sólo son pecadores los que quieren”.
 “El divorcio es una prostitución legalizada que pone al hombre y a la mujer en condiciones de cometer pecados de lujuria.
 La mujer divorciada difícilmente puede ser viuda de su varón, viuda fiel.
El hombre divorciado jamás permanecerá fiel a su primer matrimonio.
Tanto el uno, como el otro, al pasar a otras uniones, desciende del nivel de hombres al de animal, que puede cambiar de hembra según su apetito.
La fornicación legal, peligrosa para la familia y la patria, es criminal para la prole. Los hijos de los divorciados juzgarán a sus padres. ¡Severo es el juicio de los hijos!. Por lo menos uno de sus padres recibe la condenación.
Y los hijos, por el egoísmo de sus padres, se ven condenados a una vida afectiva mutilada.
Si a las consecuencias que acarrea el divorcio, por el que los inocentes se ven privados del padre o madre, se añade que uno de los cónyuges se vuelva a casar, quedan los hijos a la suerte desgraciada de una vida afectiva que mutiló un miembro que no está.
A esto se une otra mutilación: El afecto del otro miembro por el nuevo amor y por hijos que nacen de una nueva unión.
Hablar de nuevas nupcias en los divorciados, es profanar el significado del matrimonio. Sólo la viudez puede justificar segundas nupcias.
Yo sería de parecer, que es mejor bajar la cabeza ante la sentencia siempre justa de quien regula los destinos de los hombres, y encerrarse en una castidad, cuando la muerte ha puesto fin al matrimonio, dedicándose completamente a los hijos y amando al cónyuge que pasó a buena vida.
¡Pobres hijos!, saborear después de la muerte o destrucción del hogar, la dureza de un padrastro o madrastra, y la angustia de ver caricias que se condividen con otros hijos que no son hermanos.
¡No!. En mi religión no existirá el divorcio. Será adúltero el que se divorcie civilmente para contraer nuevo matrimonio.
La Ley humana no podrá cambiar mi decreto.
El matrimonio en mi religión no será un contrato civil, le daré para que se convierta en Sacramento.
Será un rito Sagrado.
Este poder ayudará a cumplir santamente los deberes matrimoniales; pero también será la señal de la indisolubilidad del vínculo.
Será un contrato espiritual que Dios sancionará por medio de sus ministros.
Nadie es superior a Dios; por eso lo que Dios hubiere unido, ninguna autoridad, ley o capricho humano podrá disolverlo.
 Por eso te digo: Si tu esposo te ha abandonado, yo no puedo sino ayudarte a que lleves la corona de espinas de las esposas abandonadas”.
“Dios aprueba el matrimonio; tanto es así que yo lo hice Sacramento. Pues vi vuestra dureza de corazón cada vez mayor, cambié el precepto de Moisés, sustiyéndolo por Sacramento, con el fin de proporcionar ayuda a vuestras almas de cónyuges contra vuestra ilícita facilidad de repudiar lo primero que eligísteis para evitar nuevas uniones ilícitas que dañarían vuestras almas y las de vuestras criaturas.
Comete un error el que se escandaliza de una Ley puesta por Dios, y generalmente son éstos los más hipócritas.
Adúltero y maldito es aquel que por capricho carnal o desenfreno moral, rompe una unión querida antes.
Y si dice que el cónyuge le resulta pesado y repugnante, yo os digo:
Que Dios dotó al hombre de discernimiento e inteligencia para que lo usaran; sobre todo, en caso de tan grande importancia como es la formación de una familia. Y aún digo más:
Si en principio se erró por ligereza o mal cálculo, es preciso soportar las consecuencias para no ocasionar mayores desgracias que recaen especialmente sobre el cónyuge más bueno y sobre inocentes forzados a sufrir más de lo que la vida trae consigo.
Si fuéseis cristianos verdaderos y no bastardos como sois, debería obrar en vosotros el hacer una sola alma que se ama en una sola carne, y no dos fieras que se odian atadas a una misma cadena.
 Adúltero y maldito es aquel que tiene dos vidas conyugales, y con la fiebre del pecado en la sangre, y el olor del vicio en sus labios mentirosos, vuelve a su cónyuge y a sus inocentes con palabras mentirosas.
Nada hay que justifique vuestro adulterio. Nada. Ni el abandono, enfermedad del cónyuge, y, menos su carácter más o menos antipático.
La mayoría de las veces es vuestra condición lujuriosa la que os hace ver antipático a vuestro compañero y compañera.
 Os empeñáis en verlo así para justificaros en vuestro comportamiento.
 El mundo se desquicia en ruinas, porque antes se desquebrajaron las familias”.
“Ninguna presión debe doblar vuestra autoridad (Sacerdotes) al proclamar:
 “No es lícito” a quien quiera contraer otra vez matrimonio, antes de que el cónyuge haya muerto".
El matrimonio es un acto grave y santo.
Y para demostrarlo asistí a las bodas y realicé mi primer milagro.
¡Ay si degeneran en capricho!”.
“La separación legal no destruye el deber de que la mujer siga siendo fiel a su juramento de esposa. Ya dije que uno de los preceptos divinos es que la mujer es carne de la carne de su esposo, y nada, ni nadie, pude separar lo que Dios ha hecho una sola carne. ¿Puede, entonces, el cuerpo odiarse a sí mismo?. No. ¿Puede un miembro separarse del otro?. No. Tan solo la gangrena, la lepra o una desgracia pueden hacer que a un miembro se le corta del resto del cuerpo. Dios inspiró a Adán que los esposos deben ser una sola carne. La carne no se separa de la otra, sino por la muerte o enfermedad.
Ante la Justicia de Dios, la mujer abandonada o divorciada, es una infeliz.
Pero si vuelve a casarse, es una pecadora
 y una adúltera.
(Hombre Dios. Vol. 7, pág. 619 y vol. 9, pág. 656).

Mensajes De Dios Al Mundo A Través de su profeta: María Valtorta
LA SAGRADA FAMILIA.

Veo aparecer, dulce como un rayo de sol en día lluvioso, a mi Jesús, pequeñuelo de unos cinco años aproximadamente, todo rubio y todo lindo con un sencillo vestidito azul celeste que le llega hasta la mitad de sus bien contorneados muslos.
Está jugando con la tierra en el pequeño huerto. Está haciendo montoncillos de tierra, y plantando encima ramitas, como si fueran bosques en miniatura; con piedrecitas marca los senderos. Luego intenta hacer un pequeño lago en la base de sus minúsculas colinas. Para ello coge un fondo de alguna pieza vieja de loza y lo entierra, hasta el borde; luego lo llena de agua con una botija que zambulle en un pilón usado como lavadero o para regar el huerto. Pero lo único que consigue es mojarse el vestido, sobre todo las mangas.
El agua se sale del plato desportillado, y, tal vez, rajado, y… el lago se seca.
José ha salido a la puerta y, silencioso, se queda un tiempo mirando todo ese trabajo que está haciendo el Niño, y sonríe. En efecto, es un espectáculo que hace sonreír de alegría. Luego, para impedir que
Jesús se moje más, le llama. Jesús se vuelve sonriendo, y, viendo a José, corre hacia él con sus bracitos tendidos hacia adelante.
José, con el borde de su indumento corto de trabajo, le seca las manitas llenas de tierra y se las besa. Y comienza un dulce diálogo entre los dos.
Jesús explica su trabajo y su juego, así como las dificultades que había encontrado para llevarlo a cabo. Quería hacer un lago como el de Genesaret (por ello supongo que le habían hablado de él o que lo habían llevado a verlo). Quería hacerlo en pequeño, como entretenimiento. Aquí estaba Tiberíades, allí Magdala, allí Cafarnaúm. Esta era la vía que llevaba, pasando por Caná, a Nazaret. Quería botar al lago unas barquitas — estas hojas son barcas — e ir a la otra orilla. Pero, el agua se sale…
José observa y se interesa tomándolo todo con seriedad. Luego propone hacer él “mañana” un pequeño lago, no con el plato desportillado, sino con un pequeño recipiente de madera, bien estucado y empecinado, en el que Jesús podrá botar verdaderas barquitas de madera que José le va a enseñar a hacer. Precisamente en este momento le iba a traer unas pequeñas herramientas de trabajo, adecuadas para Él; para que pudiera aprender, sin mayor esfuerzo, a usarlas.
-¡Así te podré ayudar! – dice Jesús con una sonrisa.
– Así me podrás ayudar, y te harás un hábil carpintero. Ven a verlas.


Y entran en el taller. Y José le muestra un pequeño martillo, una sierra pequeña, unos minúsculos destornilladores, una garlopa como de juguete; todo ello puesto encima de un banco de carpintero recién hecho: un banco adecuado a la estatura del pequeño Jesús.
-¿Ves cómo se sierra? Se apoya este pedazo de madera así. Se coge la sierra así, y, con cuidado de no ir a los dedos, se sierra. Prueba tú…
Y empieza la lección. Y Jesús, rojo del esfuerzo y apretando los labios, sierra con cuidado, y luego alisa la tablita con la garlopa, y, a pesar de que esté no poco torcida, le parece bonita, y José le alaba y le enseña a trabajar, con paciencia y amor.
María regresa — estaba fuera de casa —, se asoma a la puerta y mira. Ninguno de los dos la ve porque están vueltos de espaldas. La Madre sonríe al ver el interés con que Jesús usa la garlopa, y el afecto con que José le enseña.

Pero Jesús debe sentir esa sonrisa. Se vuelve. Ve a su Mamá y corre hacia Ella con su tablita medio cepillada y se la enseña. María observa con admiración y se inclina hacia Jesús para darle un beso. Le pone en orden los ricitos despeinados, le seca el sudor de su cara acalorada, y, afectuosa, le escucha cuando Jesús le promete que le va a hacer una banquetita para que trabaje más cómoda.
José, erguido junto al minúsculo banco, apoyada su mano en uno de los lados, mira y sonríe.
He presenciado la primera lección de trabajo a mi Jesús. Y toda la paz de esta Familia santa está en mí.



Dice Jesús:
– Te he confortado, alma mía, con una visión de mi niñez, feliz dentro de su pobreza por haber estado rodeada del afecto de dos santos mayores cuales el mundo no tiene ninguno.
Se dice que José fue el padre nutricio mío. ¡Cierto es que, si bien no pudo, como hombre, darme la leche con que me nutrió María, sí se quebrantó a sí mismo trabajando para darme pan y confortación, y tuvo una dulzura de sentimientos de verdadera madre! De él aprendí — y jamás alumno alguno tuvo un maestro mejor — todo aquello que hace del niño un hombre; un hombre, además, que ha de ganarse el pan.
Si bien mi inteligencia de Hijo de Dios era perfecta, hay que reflexionar y creer que Yo no quise saltarme sin más la regla de la edad. Por eso, humillando mi perfección intelectiva de Dios hasta el nivel de una perfección intelectiva humana, me sujeté a tener como maestro a un hombre, a tener necesidad de un maestro. Y el hecho de haber aprendido con rapidez y buena voluntad no me quita el mérito de haberme sujetado a un hombre, como tampoco le quita a este hombre justo el de haber sido él quien nutrió mi pequeña mente con las nociones necesarias para la vida.
Esas gratas horas pasadas al lado de José (quien, como a través de un juego, me puso en condiciones de ser capaz de trabajar), esas horas, no las olvido ni siquiera ahora que estoy en el Cielo. Y cuando miro a mi padre putativo, veo nuevamente el huertecito y el humoso taller, y me parece ver a mi Madre asomándose con esa sonrisa suya que hacía de oro el lugar y dichosos a nosotros.
“Quiero hablaros un poco de la familia perfecta.
¡Cuánto deberían las familias aprender de estos esposos perfectos, que se amaron como ningunos otros lo hicieran!
José era la cabeza. Clara e indiscutible era su autoridad familiar; ante ella se plegaba reverente la de la Esposa y Madre de Dios; a ella se sujetaba el Hijo de Dios. Todo lo que José decidía, bien hecho estaba; sin discusiones, sin obstinaciones, sin resistencia alguna. Su palabra era nuestra pequeña ley. ¡Y, a pesar de ello, cuánta humildad tuvo! Jamás abusó de su poder, jamás dictaminó cosa alguna contra todo canon, simplemente por ser el jefe.
La Esposa era su dulce consejera, y aunque Ella, en su profunda humildad, se considerase la sierva de su consorte, éste extraía, de su sabiduría de Llena de Gracia, la luz para conducirse en todo lo que acaecía.
Y Yo así fui creciendo, cual flor protegida por dos vigorosos árboles, entre estos dos amores que se entrelazaban por encima de mí para protegerme y amarme.
No. Mientras la edad me hizo ignorar el mundo, Yo no sentí nostalgia del Paraíso. Presentes estaban Dios Padre y el Divino Espíritu, pues María estaba llena de Ellos. Y los ángeles allí moraban, porque nada les hacía alejarse de esa casa. Y hasta podría decir que uno de ellos se había revestido de carne y era José, alma angélica liberada del peso de la carne, dedicada sólo a servir a Dios y a su causa y a amarlo como le aman los serafines.
¡Oh, la mirada de José!: pacífica y pura como la de una estrella
ajena a toda concupiscencia terrena. Era nuestro descanso y nuestra fuerza.


Hay muchos que piensan que Yo no sufrí humanamente cuando la muerte apagó esa mirada de santo, esa mirada celadora presente en nuestra casa. Si bien, siendo Dios — y, como tal, conociendo la feliz ventura de José — no me apenó su partida (que tras breve estancia en el Limbo le había de abrir el Cielo), como Hombre sí lloré en esa casa privada de su amorosa presencia.
 Lloré por el amigo desaparecido. ¿Y es que, acaso, no debía haber llorado por este santo mío, en cuyo pecho, de pequeño, yo había dormido, y del cual había recibido amor durante tantos años?

Finalmente, pongo ante la consideración de los padres cómo sin contar con una erudición pedagógica José supo hacer de mí un hábil artesano. Apenas llegado Yo a la edad que me permitía manejar las herramientas, no dejándome saborear la ociosidad, me encaminó al trabajo, y se sirvió sobre todo de mi amor por María para estimularme a trabajar: hacer aquellos objetos que le fueran útiles a Mamá. Y así se inculcaba el debido respeto que todo hijo debería tener hacia su madre, y sobre este respetuoso y amoroso fulcro apoyaba la formación del futuro carpintero.
En aquella casa había serenidad, sonrisa y concordia, y de común acuerdo se trataba de hacerla más bella. Había un solo pensamiento. No había nerviosismos, altercados, caras largas, ni reproches mutuos, y mucho menos se reprochó a Dios por no colmarlos de bienes materiales.

José no echa en cara a María que sea la causa de su molestia, ni María a él de no proporcionarle mejores comodidades.
Se amaban santamente, y esta es la razón.
 El verdadero amor no es egoísta, y busca siempre el bien del cónyuge.
El verdadero amor es casto, como el de aquellos esposos vírgenes.
La castidad unida a a la caridad, trae consigo un cortejo de virtudes, y hace a dos perfectos santos.
En aquella casa se oraba; muy poco se ora en los hogares de ahora. En aquella casa había moderación en el comer, porque no se come para dar placer a la garganta, sino para vivir; en los hogares de ahora se vive en la opulencia, y ni siquiera un pensamiento para los que no tienen que llevarse a la boca.
En aquella casa se amaba el trabajo, porque con el trabajo el hombre obedece la orden del Señor:
“Comerás con el sudor de tu frente” (Ge. 3,19). Y tambien con el trabajo el hombre se ve libre del vicio (2 Tes. 3,10).
En aquella casa reinaba la humildad. ¡Cuántas lecciones de humildad para vosotros! ¡Soberbios!. María tenía miles de razones para ponerse soberbia y hacerse venerar de su esposo. Muchas mujeres lo hacen, tan sólo por ser más cultas, o más ricas que el marido.
María es esposa y Madre de Dios, y sin embargo Ella “sirve”, José es el jefe de la casa. Dios lo vió digno de ser cabeza de Familia.

En aquella casa se observaba el orden: sobrenatural y moral.
Meditad en todo esto, vosotros que ahora sufrís mucho por haber faltado en muchas cosas contra Dios. Imitad a los santos Esposos que fueron para Mí: Madre y padre. Donde nací oliendo a rosas en su fragancia de pureza. De mi padre adoptivo aprendí, apenas llegué a la edad de poder usar los instrumentos, sin dejar que me entregara al ocio. Él me encaminó hacia el trabajo, haciéndome hacer objetos para Mamá. De este modo me inculcaba el debido respeto que cada hijo debe tener a su mamá.
¿Dónde están hoy las familias en que se haga que los hijos amen el trabajo como un medio de agradar a sus padres?.
 Ahora los hijos son los déspotas del hogar. Crecen duros, indiferentes, malcriados para sus padres. Los tienen por sus criados, por sus esclavos. No los aman, ni tampoco ellos son amados. Porque mientras hacéis de vuestros hijos unos abusivos e iracundos, os separáis de ellos.
Los hijos son de todos, menos de vosotros. ¡Oh padres del siglo XX!. Son de la profesora, de la nodriza, del colegio, de los compañeros, de la calle.
Vosotras, las mamás, los engendráis y basta.
Vosotros, padres, hacéis lo mismo.
Un hijo no es sólo carne: es inteligencia, corazón, alma.
Tened en cuenta que nadie mejor que un padre o una madre, tienen el derecho de formar esa inteligencia, ese corazón y esa alma.
La familia existe y debe existir.
No hay teoría o progreso que pueda destruir esta verdad sin arrastrar a la ruina.
De un hogar desquebrajado, no puede salir sino futuros hombres y mujeres cada vez más perversos y causa de mayores ruinas.
Y en verdad os digo, que sería mejor que no hubiera más matrimonios y prole sobre la tierra, que el que haya familias menos unidas de lo que no son ni siquiera las tribus de los monos.
Familias donde no existe la escuela de la virtud, del trabajo, del amor, de la religión, sino que son un caos en que cada uno vive para sí, y terminan por hacerse pedazos. Y así estáis viviendo y soportando los frutos de este vuestro mal con que habéis despedazado vuestra vida social.
Seguid así, si os place, pero no os lamentéis si esta tierra se convierte cada vez más en en un infierno, en una cueva de monstruos que devoran Familias y naciones.
Lo quisisteis así, y así lo tenéis, y se haga vuestro deseo…”

EL ENEMIGO HACE VER A LOS HOMBRES POR SU SOBERBIA QUE SON GRAVEMENTE OFENDIDOS POR SU PAREJA. LES HACE VER QUE LA OFENSA ES MUY GRAVE, PARA QUE NO SE ARRASTREN A LA PAREJA A PEDIR PERDÓN. 

 Mensajes De Dios Al Mundo A Través de su profeta: María Valtorta

La Virgen nos dice: “Si los hombres imitasen la ciencia de Dios, las familias seguirían unidas. Los hombres han olvidado la unidad Sacramental del matrimonio. Por eso en sus corazones existe el odio infernal.
Se aprovechan los demonios de la soberbia de las almas para introducirlas en la ceguera; y los hogares son !horribles!: casas de odios, discordias, rencillas, rencores, venganzas.
Sí, hijos, la mujer tiene que ser sumisa al esposo. Yo os doy mi ejemplo. El hombre tiene que entregarse a su mujer, y la mujer tiene que darse al esposo en humildad y mansedumbre.
 ¿Sabéis por qué en los hogares no hay paz?: por falta de sacrificio y oración. Los hogares están tibios por falta de amor.
 El enemigo hace ver a los hombres por su soberbia que son gravemente ofendidos por su pareja.
Les hace ver que la ofensa es muy grave, para que no se arrastren a la pareja a pedir perdón.
Mi esposo se arrodilló ante mí, con mansedumbre y humildad.
Y la Madre de Dios se arrodilló ante el esposo que Dios le dió.
“La mayor parte de los hogares están en ceguera porque la pareja se ha unido sin amor, y su espíritu se ha degenerado en el pecado.
 Por tanto, la Gracia no puede entrar en su corazón.
Satanás está construyendo una nueva sociedad, y los hombres quieren vivir en esa sociedad de odios, envidias, rencores.
Las madres matan a sus hijos dentro de sus entrañas.
Los hogares destruidos. Los padres dan mal ejemplo a sus hijos. Satanás se apodera de la humanidad, y lo hace tan invisiblemente, que los hombres no se dan cuenta que lo que quiere con su astucia es ir demoliendo el mundo.
Mirad la juventud, los padres no se ocupan de su alma; sólo piensan en el cuerpo, y Satanás los introduce en el vicio de la carne, droga, alcohol. ”
“La situación del mundo es grave. Satanás se mete en las familias para destruirlas. A la juventud la arrastra al vicio. La juventud está enferma, con una enfermedad que no tiene remedio.
A la mujer Satanás le tiende una trampa mortal. La conquista con modas inmorales y escandalosas para provocar a los hombres; y ambos en general caen en la lujuria, en la droga, alcohol, robo, crimen.
Vosotros, jóvenes, que os dejáis arrastrar por el enemigo, ¿no véis la astucia de Satanás? ¡Cómo os muestra fácil el camino para vuestra perdición!.
 Madres, pedid por vuestros hijos; haced penitencia por ellos.
Vosotras, madres, la mayoría de las veces sois culpables del pecado de vuestros hijos. Educadlos en el santo temor de Dios y exigidles penitencia y sacrificio. Vigiladlos; se han escapado de las manos de Dios; pero vosotras sois responsables y tendréis que dar cuenta de ello”.
 Jesús nos dice: “Mi padre está indignado pues en los hogares no se habla ya de Dios. En los colegios tampoco. La juventud está enferma, con una enfermedad mortal que Yo podría curar.
A los hijos se les educa en el escándalo, desunión, adulterio y vicios.
La oración en las familias está muerta. Pido que haya paz en los hogares. ”
Las Sagradas Escrituras dicen:
“Las mujeres sean sumisas a sus maridos como si fuese el Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, del mismo modo que Cristo es cabeza de la Iglesia. Como la Iglesia está sujeta a Cristo, las mujeres deben estar sujetas a sus maridos. Maridos, amad a vuestras esposas como Cristo amó a la Iglesia. El que ama a su mujer se ama a sí mismo, porque nadie odia su propia carne” (Ef 5,22).
 “La mujer prudente edifica la casa, la necia la destruye” (Prov.14,1).
“Honrado sea por todos el matrimonio e inmaculado sea también el lecho conyugal. Dios juzgará a los fornicarios y adúlteros” (Heb. 13,4).
 “Si alguno no mira por los de su propia casa, ha renegado de la fe y es peor que un infiel” (1 Tim. 5,8).
“Que enseñen a las jóvenes a amar a sus maridos” (Tito 2,4).
“Que aprenda en silencio con sumisión” (1 Tim. 2,11).
Leer el Libro de Tobías: “Asmodeo” es el demonio encargado de destruir los matrimonios. Una vez destruidos, hace desgraciada la vida de ambos, llevándolos a la desesperación, adulterio, etc.
San Rafael dice: “Tobías por ser obediente y fiel, recibió más de lo que podía desear. Yo soy el que curo y enseño a curar las insidias satánicas. Por tal motivo se me ha encomendado el cuidado del alma que se ve atormentada por un demonio que la odia, y que ella necesita poderosa ayuda para quedar libre. Más resulta muy doloroso no encontrar en el alma perfecta sumisión, semejante a Tobías. Él venció porque fue dócil, obediente, sincero, humilde, y por ello grato a Dios“
Jesús dice: “Dijo el Ángel a Tobías: “Te enseñaré quienes son aquellos hombres sobre los que tiene poder el demonio” (Tob. 6,16).
¡Oh!, ¡Cuántos conyuges desde el primer momento se encuentran bajo el poder del demonio!, porque desde el primer momento se deciden a tomar por compañero(a), no con un fin recto, sino con cálculos fraudulentos en los que domina el egoísmo y la sensualidad.
Nada más sano y santo que dos que se unen para perpetuar la raza humana y proveer de almas al Cielo.
 Pero son muchos los que abrazan el estado conyugal dispuestos a apartar a Dios de sí. Y sobre éstos es sobre los que tiene poder el demonio.
Si por motivos de enfermedad u otros motivos es aconsejable no tener hijos, es preciso entonces, saber ser continentes y privarse de aquellas satisfacciones estériles que no es más que complacer la sensualidad.
 Cuando un motivo honesto, cualquiera, os aconseje no acrecentar el número de hijos, sabed vivir como esposos castos, y no como monas lujuriosas. ¿Cómo queréis que el ángel de Dios vele vuestra casa, cuando hacéis de ella un antro de pecado?. ¿Cómo queréis que Dios os proteja, si le obligáis a desviar su mirada de vuestro nido contaminado?. ¡Oh!, ¡miseria de familias, que se forman sin preparación sobrenatural, y no tienen un solo pensamiento para Dios, haciendo que el Sacramento no termine con la ceremonia, sino que dure siempre!.
El ángel le enseña a Tobías que haciendo preceder al acto la oración, éste resulta santo, bendito y fecundo en prole y goces verdaderos.
 Esto es lo que hay que hacer: ir al matrimonio movidos por el deseo de descendencia; pues tal es el fin de la unión humana, y cualquier otro fin es culpa que deshonra al hombre como ser racional, portador del espíritu que es templo de Dios.
Mas, ¿quién comprenderá estas palabras?. Es como si hablara la lengua de un planeta desconocido; la leeréis sin apreciar su sabor santo, os parecerá paja triturada, cuando es doctrina Celestial.
Vosotros, los sabios de ahora, os reís de ella sin saber que vuestra sabiduría es motivo de risa para Satanás, que por vuestra incontinencia, ha logrado tronchar lo que Dios hizo para vuestro bien: El matrimonio como unión humana y Sacramento”.
ORACIÓN PARA LA UNIDAD MATRIMONIAL
“Bendito eres, Dios de nuestro padres,
y bendito sea por los siglos tu nombre Santo y Glorioso. Bendígante los Cielos y toda criatura.
Tú hicistes a Adán; le distes por ayuda a Eva.
De ellos nació todo el linaje humano.
Tú dijistes: “No es bueno que el hombre esté sólo;
Hagámosle una compañera”.
Ahora, Señor, no llevado (a) de la pasión, sino del amor,
recibo a ésta(e) mi hermana(o) por esposa(o).
Ten misericordia de nosotros. Amén” (Tobías 8,5).
 
EL DIVORCIO ES EL INVENTO MALDITO DE SATANÁS.
Mensajes De Dios Al Mundo A Través de su profeta: Agustín Del Divino Corazón
El matrimonio y el divorcio

Marzo 13/09 (9:32 a. m.)

María Santísima dice:

El matrimonio, hijos míos, es un Sacramento instituido por Jesús.
El matrimonio ha de… convertirse para vosotros en escuela de santidad, en hogar de fidelidad, en encuentro de oración, de paz, de amor y de entrega incondicional del uno para con el otro.

Bajo la bendición del sacerdote ya dejáis de ser dos y pasáis a ser una sola carne; por ende os llamo a que viváis en la fidelidad; os recuerdo la promesa que hicisteis, allí en el templo, cuando os preparabais para unir vuestras vidas eternamente, pero a muchos de vosotros se os olvida y desecháis esos compromisos y esas promesas que hicisteis de permanecer unidos en el dolor, de permanecer unidos en la enfermedad, de permanecer unidos en la
alegría, en la riqueza, en la pobreza; y fácilmente vais desechando vuestro pacto de amor, conociendo que el matrimonio es indisoluble; sólo os puede separar la muerte.

Hay de aquellos esposos que le son infieles a sus esposas, tendréis que sufrir las consecuencias de vuestros actos.

Hay de aquellas esposas que le son infieles a sus esposos, tendréis que padecer por vuestros desvaríos y por vuestros yerros; satanás se ha inmiscuido en muchos hogares sembrando discordia, sembrando desazón; su fin es destruir familias enteras.

Hijos amados, os llamo a permanecer unidos en el amor, en la entrega del uno para con el otro y en la fidelidad del matrimonio.

Esforzaos, pues, en superar vuestros defectos, en practicar
la virtud de la tolerancia y el de perdonarse mutuamente.

Si por desgracia habéis caído en adulterio, pedid perdón al Señor, porque su Corazón sobreabunda en misericordia y, Él, os perdonará y os abrazará como a hijos pródigos; Él quitará la inmundicia y la fetidez de vuestro corazón y os devolverá la fragancia de su suave perfume.
Os quitará las heridas purulentas de vuestra alma y os vendará vuestras heridas cicatrizándolas con el óleo bendito de su
misericordia.

Hay de aquellos que mueren en pecado mortal y en adulterio; hay de aquellos que no reparan, toda su vida, por este horrendo pecado.

Hay de aquellos que a lo bueno le llaman malo y a lo malo le llaman bueno.

Hay de aquellos que piensan y creen que tienen derecho de una segunda oportunidad.

¿Por qué no lo pensasteis bien antes de uniros de por vida a aquel hombre que tenéis por esposo, o a aquella mujer que tenéis por esposa?

Muchos de mis hijos cometen  errores porque no oran, no piden dirección al Señor y actúan  de acuerdo a su voluntad humana y no según la Divina Voluntad.

El divorcio es un invento de satanás. Y, sí que está causando estragos, consecuencias funestas en aquellas pobres almas que creen que firmando un papel, ya está enmendado el daño, cuando realmente el daño se lo están haciendo a ellas mismas.
 Pobres almas, pobres creaturas que se dejan dirigir por leyes humanas omitiendo y evadiendo las leyes de Dios.

El divorcio es el invento maldito de satanás.

Permaneced unidos en el amor y en la fidelidad.

Perdonad mutuamente e iniciad de nuevo.

Os lo repito nuevamente: si por desgracia le habéis sido infiel a vuestro esposo, o a vuestra esposa, arrepentíos de corazón porque si no tendréis que sufrir las consecuencias de vuestro pecado en la vida eterna.

No llaméis matrimonio a las uniones libres.

No llaméis matrimonio a las uniones civiles.

Llamad matrimonio a los que han contraído nupcias bajo la bendición sacerdotal.

A través del matrimonio os podéis santificar. De hecho acepté ser la esposa del castísimo San José, acepté ser la Madre del Salvador por designios de Dios Padre e hicimos de nuestro matrimonio y de nuestro hogar encuentro recíproco del amor, de la fidelidad, de la piedad y de la oración.

A eso os llamo, a todos vosotros, a que compartáis la oración, juntos; a que eduquéis a vuestros hijos en la sana doctrina, a que corrijáis a tiempo a vuestros hijos; no es guardando silencio ante sus defectos, no es guardando silencio ante sus desvaríos; cuando sepáis que vuestros hijos andan por las sendas del mal, llamadles a la corrección, llamadles a la conversión, porque si no lo hacéis os convertís en perros mudos y tendréis que rendir cuentas a Dios porque no tuvisteis el coraje, las agallas de mostrarles el camino angosto y pedregoso que os lleva al cielo.
 Porque os amo y porque soy María, Madre del Buen Consejo estoy llamada a hablaros con autoridad, a mostraros vuestras equivocaciones porque estáis a tiempo, aún estáis vivos, trabajad con entereza por vuestra propia salvación y por la salvación de vuestra familia.

En las profundidades del averno hay muchísimas almas que en vida vivieron en adulterio, en uniones ilícitas y nunca pidieron misericordia y clemencia a Dios.



Evitaos terribles sufrimientos en la vida eterna.
Os amo hijos míos y os llamo a que os dobleguéis a las
Santas Leyes de Dios, os bendigo: .
Amén.
CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS
A LOS SAGRADOS CORAZONES UNIDOS
Y TRASPASADOS DE JESÚS Y DE MARÍA
Sagrados Corazones Unidos y Traspasados de Jesús
y de María fuentes de toda santidad y de toda virtud,
os consagro mi familia a vuestra poderosa protección,
para que hagáis de ella un refugio 
de vuestro amor Santo
 y Divino.
Derramad en ella vuestras innumerables gracias,
encended en nuestros corazones
la llama ardiente de vuestro amor,
para que hagáis de nuestras vidas un himno continuo de alabanza a vuestros Sacratísimos Corazones.
 Amén.


CONSAGRACIÓN DE LOS HOGARES A MARÍA,
MAESTRA DE LOS APÓSTOLES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
María, Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos,
os consagro mi hogar para que hagáis de él templo del saber
y escuela del conocimiento.
Venid a él a instruirnos con vuestras lecciones divinas,
lecciones que son cátedra de santidad,
lecciones que nos avivan en la virtud,
en el amor y en la caridad.
María, Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, preservadnos de caer en sectarismos,
Mantenednos firmes en nuestra Iglesia,
Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
María, Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos,
Haced de nuestras familias hogares de Nazaret,
Hogares en los que se viva la fraternidad,
la oración compartida, hogares en los que la Reina
y Señora seáis vos.
Amén.
 
EL DEBER DEL ESPOSO ES ABASTECER A LA FAMILIA.
(PREGUNTAS DE VELE Y JOPRUMU)
“PREGUNTO; SI TENDRIA QUE VOLVER A TRABAJAR PARA AYUDAR ECONOMICAMENTE A MI MARIDO?
DICE JESUS:
EL DEBER DEL ESPOSO ES ABASTECER A LA FAMILIA.
Y EL DEBER DE LA ESPOSA ES SER REINA DEL HOGAR. Y DAR AMOR Y PAZ AL ESPOSO.
NO TODO ES EL DINERO.
CADA CUAL TIENE SU MISION EN ESTA VIDA.
NO OS ENCAPRICHEIS DE COSAS VANAS Y NO TENDRA LA ESPOSA NECESIDAD  DE TRABAJAR FUERA DEL HOGAR.
LA MUJER TIENE EL DEBER DE EDIFICAR EL FUTURO DEL MUNDO.
Y ¿COMO SE HACE?
EDUCANDO A LOS HIJOS PARA QUE AMEN, PARA QUE AMEN A DIOS A SANTA MARIA Y A SU IGLESIA, LA CATOLICA APOSTOLICA Y ROMANA. Y EL MUNDO EN EL FUTURO, SERA MIO, DE DIOS. POR HABER LA MUJER CUMPLIDO CON SU SANTA MISION, LA MISION DE CONTRIBUIR AL FUTURO DEL MUNDO DE DIOS. !”MIO!
PREGUNTA DE VELE Y JOPRUMU
¿CUAL ES NUESTRA MISION COMO PAREJA?
AMARME Y OBEDECERME.
CUMPLIENDO CON EL CATECISMO Y LA SANTA IGLESIA CATOLICA Y DANDO SIEMPRE AMOR Y SOPORTE AL SANTO PADRE.
VIVID EN GRACIA DE DIOS.
ID ALEGRES Y FELICES. AMANDOOS MUTUAMENTE. Y CON VUESTRO SANTO EJEMPLO HAREIS APOSTOLADO.
Y SIEMPRE QUE TENGAIS OCASION HACED POR MI, POR VUESTRO DIOS, QUE TANTO OS AMO, LO MAS Y MEJOR:
PARA VOSOTROS DOS.
VUESTROS HIJOS Y VUESTROS SEMEJANTES SIN DISCRIMINACION.
YO DIOS, YA OS IRE ACERCANDO MI SANTA VOLUNTAD.
ACUDID AL ESPIRITU SANTO Y EL OS CONDUCIRA A NUESTRA VOLUNTAD EN UNIDAD.
ID Y QUEDAD EN MI PAZ. LA PAZ DE DIOS.
LIBRO LA HISTORIA DE AMOR QUE DIOS SIENTE POR TI.
DADO A PRIMAVERA.  JESUS TE HABLA.
 
UNA AMIGA APUNTO DE DIVORCIARSE.
 DE LOS LIBROS DE CATALINA RIVAS.
CM-10 11-Feb-97 Jesús
(Una amiga me había comentado que estaba a punto de divorciarse y realmente se la veía desesperada. Estaba orando por ella cuando Jesús me habla…)


Cuando vean casos de éstos, que ahora se cuentan por millares, díganles todas estas cosas que hoy voy a instruirte para personas con estos problemas.
 La esposa y la madre, casi siempre son llamadas para que lleven a la salvación a su familia.
Háblenles del amor que les tengo y de que, a través de ellas, quiero llevar la salvación a su matrimonio, a su familia, a sus relaciones familiares en sí.
Mas, primero deben ver la realidad.
La mujer de hoy pierde mucho tiempo en salones de belleza, en el cuidado de su cuerpo y de cómo vestirse. Creen que manteniendo una fisonomía linda y muy bien vestida, será suficiente para mantener encendida la llama del amor que se encendió en su matrimonio.
Pero un buen día, el esposo alcanza a ver las arrugas, las primeras canas, las huellas del tiempo —a pesar del peluquero, los vestidos, la gimnasia, las fiestas, los compromisos— y, lo peor, las huellas en la mente de la esposa van llenando su corazón de más futilidades: revistas que la llevan a fantasías románticas e inducen a un comportamiento pecaminoso.
Así, sin darse cuenta, el tiempo va marcando el corazón de las mujeres que pierden horas y horas en las novelas, en la televisión, en las reuniones sociales, en el teléfono y estas vanidades ingresan a su hogar llevando, la mayoría de las veces, al adulterio de los esposos que por medio de las novelas son inducidos a una vida de aventura y a conocer jóvenes como las que hoy están endiosando las telenovelas… Si las mujeres continúan teniendo una vida vacía no estarán en condiciones de dar nada a sus maridos y a sus hogares, porque nadie puede dar de lo que no tiene.
“De la abundancia del corazón hablan los labios”…La mayoría de las mujeres desconocen la sabiduría, no tienen alegría, sus rostros son fríos, marcados por los problemas, por las tristezas, por el pecado de la vida, y al hombre no lo atrae esto pese a la gimnasia, al peluquero, a las ropas nuevas; pese a tantos pretendidos remedios.
Hijas Mías, existen dos caminos para su vida:
 El de la ignorancia que no tiene sabiduría, ni alegría, ni vida.
El otro, que es la solución para la vida individual, para la del matrimonio y para la educación de los hijos.   Este último, les dará alegría de vivir, belleza, inteligencia, paz. Es el único camino que les dará vida y llevará a la salvación a ustedes, a su matrimonio y a sus hijos. Al buscar primero el reino de Dios y Su Justicia, serán salvados sus matrimonios, a pesar de las violentas tentaciones del mundo actual y, por medio de ustedes, también sus hijos. Lean Mateo 6, 33 y Hechos 16, 31.
No traten de ocultarse diciendo que el mundo es el culpable.
También la culpa es suya, porque no han buscado un tiempo para la oración, para el crecimiento espiritual como pareja y como familia.
La culpa es suya por no haber participado de la Santa Misa y en ella recibir su medicina: Yo mismo.
 La culpa es suya por no haber llenado su corazón de sabiduría, verdad, luz, salvación, alegría, paz y el amor de Mi Padre.
Todo esto viene por el conocimiento de la Santa Biblia.
Yo Soy la solución, y esta solución viene por medio de la Palabra.
Buscar, en primer lugar, el Reino de Dios quiere decir buscar, en primer lugar, al Rey de Reyes, y todo rey ejerce su reinado por medio de sus edictos, de sus normas, de sus leyes.
 Yo, como Rey, ejerzo Mi reinado sobre ustedes por medio de Mi Palabra, donde les digo lo que deben y no deben hacer.
Corran, hijas Mías, aun es tiempo de salvar a su familia, ¡corran!
 No pierdan ni un día máscorran hacia la Misa y participen de ese encuentro Conmigo en la Eucaristía.
Oren todos los días, únanse a Mi Madre en el Santo Rosario, que es la oración por medio de la cual se unen Conmigo través de la mejor esposa y madre que hubo en la historia de la humanidad: María.
La Biblia dice que la palabra nunca vuelve a Dios sin producir fruto, y hoy ella deberá producir fruto en tu corazón. 
Sólo Yo puedo tomarte de la mano y decirte:
“No, por ahí no, por ahí es la muerte, el sufrimiento, la destrucción. Ven hacia acá, donde está la vida, donde está la alegría, donde está la salvación”. 
Conságrense y consagren sus familias a Nuestros Corazones.
Empiecen a orar con los suyos, sin imponerse.
 Una pequeña oración en la mañana, en la mesa, en la noche… Quien no ora, no tiene deseo de orar. Familia que ora, es familia que vive unida. Esposo que ora, es esposo fiel. Esposa que ora, es esposa responsable de su familia. Hijos que oran, son respetuosos de sus padres. ¿Quién tiene la culpa de que sus hogares estén mal? ¿el mundo?
 
MENSAJE ESPECIAL
EL MATRIMONIO


MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO NUESTRO DIOS DADO A TRAVÉS DE LA HERMANA GUADALUPE
Comunidad de Desagravio a Los Dos Corazones Ofendidos
Del Inmaculado Corazón de María
y del Sacratísimo Corazón de Jesús
ADORADORES DE LA DIVINA MISERICORDIA DEL SEÑOR
Guatemala, 15 de junio de 1989.
Amadísimos hijos míos, os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amados hijos míos, os habla Jesús de Nazaret el Hijo de la Virgen María el Dios de Amor el Dios que murió clavado en una cruz por amor a vosotros.
Hoy hablaré sobre un tema que es muy importante para todos aquellos que son mis hijos. EL MANDAMIENTO DEL AMOR, y que todos lo conocen como EL MATRIMONIO.
Como vosotros sabéis Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda proporcionada a él. Hizo pues Dios caer sobre el hombre un profundo sopor y dormido tomó una de sus costillas, cerrando en su lugar con carne y la costilla que del hombre tomará formó Dios a la mujer, y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: Esto si es ya hueso de mis huesos y carne de mi carne.”
En este pasaje se muestra el primer matrimonio instituido por Dios. Y en esta unión dejará el hombre a su padre y a su madre; y serán los dos una sola carne.
Vivían pues, Adán y Eva en el paraíso llenos de felicidad adorando a Dios, y amándose mutuamente, libres de la muerte y demás miserias. Todo obedecía a la voz del hombre. Todo era amor y felicidad, sin embargo, Dios le dio únicamente una prohibición a Adán que no comiera de la fruta del árbol llamado de la ciencia del bien y del mal. Esta prohibición tenía por fin probar la fidelidad y obediencia de los dos. Pero Eva engañada por el demonio, comió la fruta prohibida y comió también Adán, que olvidándose del mandato divino de no comer, comió; y al desobedecer cometieron el pecado de soberbia, grave desobediencia y orgullo.

Eva al ser seducida por el demonio, escogió el mal por el bien; y al hacer esto permitió que el mal fuese introducido en el alma y en el corazón de los dos porque eran esposos.
Dios enojado los arrojó del paraíso y los condenó a padecer y morir. Y desde aquel momento quedaron sujetos a la ignorancia, a las pasiones y a toda clase de miserias.
Dios no abandonó a la primera pareja de casados, les dijo que los perdonaría; pero ahora ellos tendrían que luchar para ganar de nuevo el paraíso y aquellas gracias que habían perdido.
Dios sabía que los hombres y mujeres no podrían luchar solos contra el demonio y les prometió un Redentor; y ese Redentor soy yo, Jesucristo el Hijo de la Virgen María.
Fueron desterrados los dos porque como eran esposos, tenían que ir juntos al destierro y sufrir las condenas que les fueron dadas para lograr ser perdonados. El hombre pecó por débil y cobarde y la mujer por soberbia y desobediente.
Como el demonio indujo a pecar a Eva, estaría siempre acechando a la mujer, es decir, induciendola a pecar, induciendola a hacer el mal. Hasta que la mujer conocedora de la verdadera sabiduría del bien y del mal, le aplaste la cabeza.


La primera mujer que le aplastó la cabeza a la serpiente fue mi Madre Santísima la Virgen María, pues con su humildad y obediencia hizo triunfar el bien contra el mal.
Cuando Eva y Adán pecaron vino el desequilibrio en sus almas y en sus corazones, pues se introdujo el mal donde solamente había bien. En mi Primera Venida vine a abriros con mi Divina Sangre el Paraíso para que pudierais volver de donde fuisteis desterrados; pero en mi Segunda Venida vendré a levantar a la mujer caída desde el principio, vendré a darle su lugar en el mundo. Por eso es que he hablado de Eva para que las mujeres, sepan su origen y comprendan mis palabras. Pues vendré a restablecer el equilibrio de la humanidad que fue roto. Y la mujer volverá a su instante primero, en donde fue creada para el amor, y al llegar a este estado no sufrirá el desprecio ni la indiferencia, no volverá a quejarse de dolor y amargura; pues vienen tiempos en que toda lágrima y tristeza será borrada.
El Señor en su infinita Misericordia creo a Adán y Eva para que lo adoraron, le amaran y sirvieran; y los unió en matrimonio para que juntos se amaran y se ayudaran, pero el demonio envidioso de su dicha los indujo a pecar. Adán se dejó dominar por Eva, porque no guió a su mujer y no le recordó que tenía que ser obediente a Dios y amarlo sobre todas las cosas.


Yo di un mandamiento y mis hijos de que me amen y me sirvan con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, y os dije: Poned, pues, en vuestros corazones y en vuestras almas las palabras que yo os digo; atadlas a vuestras manos y ponedlas en vuestras mentes. Enseñadselas a vuestros hijos, habladles de ellas; ya cuando estéis en vuestra casa, ya cuando vayáis de viaje, al acostaros y al levantaros. Escribidlas en los corazones de vuestros hijos para que vuestros días y los de vuestros hijos sean bendecidos y el mal no penetre en vuestros hogares.
Por eso aquellos hombres y mujeres que no comprendieron que su papel dentro del hogar era amar a Dios sobre todas las cosas y obedecerle en aquellos mandatos que dio exclusivamente a ellos de amarse mutuamente y amar a sus hijos como a si mismo. Aquellos que no cumplieron con su misión de amar a Dios y a su prójimo como a si mismo, serán llamados a juicio.
Vienen los tiempos en que el orden debe ser restablecido y todas las malas acciones de los hombres y las mujeres, y los que no cumplieron con el mandato divino de amar a Dios y al prójimo, serán castigados porque viene el dia del la Justicia.
Lo que Dios juntó no lo separe el hombre. Dios pues hijos míos, instituyó el matrimonio y con mi Muerte en la cruz lo elevó a Sacramento. Por eso solamente Dios puede disolverlo.


 “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, adultera con aquella, y si la mujer se divorcia del marido y se casa con otro, comete adulterio.”
Por eso pecan gravemente aquellos que no luchan por sostener su matrimonio. Vosotros hombres y mujeres olvidasteis vuestra misión. Muchos no tenéis pleno conocimiento de vuestro papel dentro del hogar; y por cualquier motivo os divorciais y dejáis a vuestros hijos a merced del sufrimiento y de la confusión, sois tan egoistas que no queréis sufrir ni soportar el dolor cuando os llega; os marcháis con vuestro egoísmo por diferente lado no importándoos el fracaso de vuestro hogar. Y un hogar destruido es un triunfo para el demonio.
El demonio en estos tiempos tan difíciles ha atacado a los hogares y ha sembrado la confusión entre mis hijos; por eso hombres y mujeres vosotros no habéis entendido el mensaje de amor que yo dejé al morir crucificado. Son muy pocos los que llegáis a amar y comprender mi Doctrina.
Muchos no llegáis a comprender que soy un Dios que está a vuestro lado amándoos, tratando de comunicarme con vosotros, pues soy un Dios Bueno que amo a mis hijos y porque los amo y comprendo estoy listo a perdonar. Todos los pecados del mundo se evitarían si vosotros supierais amar, si comprendierais que os amo. Entonces no caeríais en los tremendos pecados en que caéis. Si el hombre y la mujer supieran amar como se les ordenó, el mundo no estaría como está, habría amor; pero mis hijos no han sembrado amor, ni siquiera lo reflejáis entre vosotros.
Hay tanta falta de amor que la situación es grave. Por eso el demonio ha ganado terreno y ha introducido su odio mortal en el alma de muchos de mis hijos. Muchos de vosotros, padres y madres, ya no os importa la educación de vuestros hijos y los educáis sin Dios y sin moral; y no pensáis qué será de ellos cuando venga el gran día de la Justicia divina.
Hijos míos, el demonio anda furioso detrás del hombre y de la mujer para arrebataros el amor que yo deposité en vuestros corazones como una semilla lista a florecer y dar sus frutos; pero el demonio os pone miles de obstáculos, problemas y dificultades para que este amor no llegue a florecer y vosotros dejéis de amar; y el amor muere en vuestros corazones sin siquiera haber intentado crecer mucho, menos florecer y dar frutos. Y es en este momento que el demonio introduce su odio mortal en vuestros corazones; y el amor en semilla muere y pasa de largo sin ser conocido y el hombre y la mujer quedan sin comprender por qué Dios los envía al mundo; y por qué les fue ordenado que se amaran. Y el amor pasa de largo sin que lleguéis a conocerlo, mucho menos a comprenderlo y así el amor en semilla en los corazones de los hombres y de las mujeres queda escondido y olvidado; sin crecer, ni florecer y poco a poco muere aquella semillita que un día el Señor en un acto de amor lo colocó en los corazones de sus criaturas.
Amados hijos, si vosotros no comprendéis para que fuisteis creados, viene el desequilibrio y es aquí donde nacen y nacen tantos pecados; y es porque el hombre no sabe amar y cree que el amor es un acto físico nada más, que tiende a calmar el instinto animal del hombre y de la mujer y he aquí el error, porque tanto el hombre como la mujer termináis olvidándoos del alma, olvidándoos de las necesidades del corazón que anhela ternura y al no tener esta dulzura que solamente lo da el amor, convierte su cuerpo en un objeto de placer y de allí viene el desenfreno, las enfermedades, la inmundicia, los desvíos sexuales, los adulterios, la homosexualidad y todas las miserias que aquejan a la humanidad. Y tan solo por una cosa, porque el hombre no ha aprendido a amar, ni ha enseñado a la mujer a hacerlo y como va a hacerlo si no sabe. Además el demonio os pone miles de obstáculos para que nunca aprendáis.
¡Ah! Si el hombre y la mujer aprendieran a amar se acabaría en el mundo el pecado. Entonces el demonio derrotado huiría a esconder su fracaso en lo más profundo del infierno, avergonzado de que al fin vosotros hijos e hijas, habríais aprendido a libraros de su yugo, de que por fin habríais escapado de su esclavitud.


Amar es libertad, dulzura y bienestar. Cuando el hombre conoce el amor, aunque sufra y llore siempre llevará la alegría en su corazón.
 El hombre y la mujer que odian son esclavos del pecado, estarán encadenados a su maldad y amargura; si no dejan de odiar.
Yo vine a redimir al hombre y a la mujer, precisamente por eso morí, vine a limpiar este pecado con mi sangre; entonces por qué persiste el pecado en el mundo? porque la salvación es personal y al hombre y la mujer se le dio libertad para escoger si quiere salvarse o condenarse, porque nada se os da en contra de vuestra voluntad. Los frutos de salvación que obtuve para el mundo al morir en la cruz, se hacen abundantes cuando el hombre me acepta a su lado y me pide ayuda, pero yo no os impongo la salvación, sino que vosotros tenéis que escoger salvaros con mi Divina Sangre o excluiros de esta salvación y condenaros eternamente.
Vosotros hombres y mujeres, para volver al paraíso, tenéis que luchar contra Satanás o sea (la serpiente) y aplastarle la cabeza. ¿Y cómo se logra esto? Llevando al Redentor del género humano a vuestra vida de casados es decir que comenzaréis por casaros en la Iglesia que yo fundé y luchar por la salvación de vuestra alma si no lo habéis hecho antes. La pareja tiene que casarse en la Iglesia que yo fundé, porque yo fui quien venció al demonio con mi muerte en la cruz, por eso fuera de mi no hay salvación. Y aquellos que son mis hijos y me lo piden con mi ayuda también vencerán al enemigo de sus almas. Los que os casáis solamente por el matrimonio civil, y no pedís mi bendición para vuestros hogares no estáis verdaderamente casados ante mí, sino que estáis viviendo en concubinato y el concubinato es pecado.



Cuando el hombre y la mujer no adquieren mi Sabiduría, todavía no son poseedores de la ciencia del bien y del mal por eso no pueden hacerle la guerra al demonio porque no han entendido que deben aplastarle la cabeza con humildad y ser obedientes al verdadero Dios; como lo hizo mi Madre Santísima la Virgen María.
Cuando vosotros hombres y mujeres no entendéis esto, el mal continua; cuantos no quieren servir a Dios su Padre y Creador;cuantos hijos míos, con sus pecados dicen no quiero servir a Dios y se rebelan ante su Misericordia. Cuando hacéis esto demostráis que queréis seguir las obras del demonio y escucháis sus insinuaciones que os induce a pecar. Cuando vosotros améis a Dios sobre todas las cosas y améis al prójimo como a sí mismo; y ya no aceptéis sugestiones del demonio, cuando rechacéis el pecado por vosotros mismos y queráis demostrarlo ante los hombres; entonces habréis ganado la batalla.


Días vienen que yo como Justo Juez juzgaré al hombre y a todos los hogares del mundo. ¡Ay, del hombre y de la mujer que encuentre culpable de haber destruido un hogar! Porque lo condenaré al fuego eterno, porque cuando destruyó un hogar ayudó al demonio a propagar el mal en el mundo, y a causa de dejar abandonados a los hijos; estos formaron la generación del odio y su contraseña es contaminarse y contaminar a otros.
En el seno de los hogares, siempre han existido dos lazos muy poderosos que el demonio utiliza para destruir los hogares,y que se llaman lazos externos y internos.
Los lazos externos, son aquellas personas que envidiosas de la dicha de la pareja; guiados por el mal de la envidia que el demonio hace nacer en sus corazones, destruyen el hogar y separan a la pareja, perjudicando a los esposos y a los hijos . Pues a causa de este mal que les hacen, ellos sufrirán angustias y penas que no debían sufrir. Existe en este lazo la propia familia, ya sea la del hombre o la de la mujer. Y es cuando la madre o el padre de cualquiera de los dos; por un simple capricho o porque no es de su agrado destruyen el hogar de la pareja. Sin saber que al destruirlo se han hecho merecedores del infierno. Porque todos aquellos que destruyan un hogar constituido por mi Padre y por mí cometen un gravísimo pecado, porque Dios dijo:
“Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre.”
Y si no se arrepienten y piden perdón, serán castigados, porque semejante crimen exige castigo.
Los lazos internos están dentro de la pareja y tanto el hombre como la mujer pueden ser culpables de la destrucción de su propio hogar. Este lazo es el más peligroso, pues es tan sutil que vosotros mismos no os dáis cuenta y lo achacáis a otras cosas.
Vosotros hombres y mujeres, olvidasteis vuestro papel dentro del hogar y olvidasteis que debíais amaros mutuamente; y al no hacerlo vienen los desequilibrios y los problemas.
 Pues el hombre no ama a su esposa como es debido y la abandona a ella y a sus hijos por irse con otra y al hacer esto comete pecado mortal. Los hombres que lo hayáis hecho, si queréis ser perdonados deberéis arrepentiros de todo corazón y reparar el daño que causasteis a vuestras esposas e hijos, rectificar vuestra conducta ante Dios y ante los hombres; porque no cumplisteis con la promesa que hicisteis al Señor, cuando os presentasteis a casaros y prometisteis en presencia del Señor; que cuidaríais a vuestra mujer en la dicha o en la adversidad, y que la amaríais hasta la muerte. Si el hombre no cumple con esta promesa, y el amor muere, porque no lo alimentaron con ternuras y pequeños detalles de comprensión y compañerismo, el hombre será el culpable; pero si sucede al revés y es la mujer que no cumple, entonces será culpable la mujer.
También existe otro lazo muy importante que es utilizado por el demonio, que lo utilizó al principio del hombre y de la mujer, y que lo sigue utilizando ahora con mayor fuerza en estos últimos tiempos.
Es un lazo muy difícil de controlar en la mujer, si esta mujer es soberbia y orgullosa.
 En este lazo el demonio se vale de la misma mujer para destruirla a ella y a los suyos; pero ella en su orgullo no se da cuenta, no se percata que está repitiendo el mismo acto que cometió Eva.




 La Eva soberbia, la Eva pecadora, la Eva desobediente que no quiere ser mujer, que no acepta el sexo que Dios le dio y quiere ser como el hombre y aún más quiere ser mayor que el hombre y hacer los mismos trabajos que él hace y llega a tal su osadía que no se conforma con esto sino que quiere sentirse como el hombre y deja sus vestidos para usar pantalones. Son aquellas mujeres que aman más el mundo que a los suyos, son las mujeres que olvidando su papel de madre y esposa salen a la conquista del mundo y dejan abandonados a sus hijos, y por estas madres ha aumentado el número de seguidores del anticristo.
Aquellas mujeres que se visten como hombre, degradan su linaje; porque esta prenda en estos tiempos es exclusiva para el hombre.
El hombre cuando se viste de mujer deshonra su cabeza y su gloria queda oscurecida.
La mujer en cuanto más soberbia y orgullosa, se olvida de Dios, va a la conquista del mundo y ella es conquistada por el mundo, y la hace frívola, sosa, tonta y anda pendiente de la moda, del maquillaje, de cómo agradar al mundo, y para hacerlo no importa someter al pobre cuerpo a la tortura de la cirugía plástica, un mal muy extendido en el mundo, lazo demoníaco que esclaviza a muchas mujeres y hombres que muestran después un cuerpo y una cara que no les pertenece. La Santísima Trinidad ve con muchísimo disgusto y pena a estos hombres y mujeres.
En esta clase de mujer, se perpetua la imagen de la mujer soberbia y desobediente que no quiere obedecer y servir a Dios, y estos son culpables de que en estos tiempos perdure aún la degradación y deformación de la mujer, pues no quieren ser humildes y obedientes y cumplir con su papel dentro del hogar, pues el hombre es la cabeza y ella el corazón.


El pecado de Eva originó la Ira Divina, porque ella se dejó seducir por el demonio y contaminó a la humanidad. Y la mujer que en estos tiempos es soberbia y orgullosa y no quiere obedecer al Señor, repite el mismo pecado que cometió Eva, ella lo hace vigente y por eso el mal está tan esparcido en el mundo.
La mujer que aunque esté casada quiere conquistar el mundo y no le importa por un trabajo que no necesita dejar abandonados a sus hijos, descuida su hogar, no les da la debida educación, no los guía en el bien y por el camino de Dios. Y por esto los hijos desvían su sendero y escogen la senda del mal. Las madres que abandonaron a sus hijos por un trabajo que alaba su ego, en un mundo hostil sin darles las debidas armas para defenderse, serán llamadas a juicio.
Madres a vosotras me dirijo a aquellas que asesinasteis a vuestros hijos en el vientre seréis también llamadas a juicio para que respondáis ante el tribunal de Dios por qué lo hicisteis.
 Las madres que evitaron el nacimiento de sus hijos tomando medicamentos y por otros medios, también seréis llamadas a juicio.
Si no os arrepentís, hacéis penitencia y pedís perdón por vuestros horrendos pecados a la fuente de la Misericordia que soy yo, Jesús de Nazaret, cuando llegue el juicio final si permanecéis en vuestra dureza e impenitencia seréis lanzadas al infierno para que alimenten las llamas del reino de las tinieblas.
Vosotros hombres que olvidando vuestro papel de padre y esposo, dejasteis que vuestra mujer saliera a trabajar y ella se vio en la necesidad de abandonar a vuestros hijos a causa de que olvidasteis vuestro papel dentro del hogar, fuisteis débiles y no impusisteis vuestra hombría; si no os arrepentís y rectificáis vuestra vida también seréis llamados a juicio y tendréis que responder el incumplimiento de vuestras promesas que hicisteis en presencia del Señor cuando dijisteis que cuidaríais y protegeríais a vuestra esposa.
Aquellos hombres que olvidándoos de vuestra promesa, tratasteis como esclavas a vuestras esposas y las humillasteis, las golpeasteis, las obligasteis a abortar a vuestros propios hijos, las obligasteis a hacer actos indebidos en contra de la moral, las obligasteis a adulterar, las obligasteis a trabajar sin necesidad.
Por estos crímenes tan horrendos digno únicamente de demonios no de hombres, seréis llamados a juicio y tendréis que responder ante el tribunal de Dios por qué hicisteis estas cosas abominables a los ojos de Dios. Y aquellos que seáis encontrados culpables de este delito, seréis castigados duramente.
Mirad el mandamiento que da el Señor a estas mujeres.
Vosotras mujeres que habéis sido tratadas con tanta dureza, no estáis obligados a vivir con estos hombres que han dejado de ser hombres para convertirse en demonios, y estaréis libres de pecado si abandonando a tales hombres, os dirigís hacia el dueño de la vida y de la muerte que soy yo. Yo os protegeré y os daré la felicidad que os ha sido negada. Y estaréis libre de culpa, pues aquellos pecados que cometisteis en contra de vuestro Dios, será imputado al hombre convertido en bestia que así os esclavizó. Olvidando el mandamiento que yo os dejé y que dice:
“Un mandamiento nuevo os doy; que os améis los unos a los otros; como yo os he amado, así amaos mutuamente. En esto conoceréis todos que sois mis discípulos; si tenéis caridad unos para con otros.”
Hijos queridos, yo vuestro Dios soy JUSTO Y MISERICORDIOSO, cuando morí en la cruz os dí mi Misericordia, pero en mi Segunda Venida os daré mi Justicia.
¡Oh hijos amados ya viene la justicia en toda su plenitud!
Escuchad madres y padres, vosotros seréis juzgados así, no seréis juzgados por las leyes de los hombres, sino que seréis juzgados; según las leyes que yo mismo os di. Y yo os dí LA LEY DEL AMOR, cuando entregué mi vida por amor a vosotros y os enseñé la unidad y la indisolubilidad. Unidad un hombre con una sola mujer.
Indisolubilidad; unión indisoluble hasta la muerte. Pues así fue el matrimonio de Adán y Eva, que el mismo Dios unió para ejemplo de los demás. Pero por la dureza de vuestros corazones, Dios aceptó la separación de cuerpos pero no de las almas; porque el alma sigue unida a la pareja y sólo las separa la muerte, entonces es cuando uno de la pareja será libre, la esposa o el esposo. Por eso, padres escuchad y entended, que vosotros seréis juzgados así:
Cuanto amor disteis a vuestras mujeres y a vuestros hijos, si cumplisteis con vuestra sentencia de ganar el pan vuestro y el de vuestras esposas e hijos con el sudor de vuestras frentes, porque aquellos que no lo hayan hecho no habrán cumplido con este mandato divino.
Y a mis hijas preguntaré:
 Hijas queridas, aceptasteis gustosas todos los hijos que Dios quiso enviaros; dejasteis que en vuestro vientre naciera el fruto de vuestro amor. Mirad que lo que hicisteis a vuestros hijos, me lo hicisteis a mí. Mirad que Dios dijo:
 Creced y multiplicaos; manifestando en este mandato la propagación del género humano. Si vosotras mujeres pecasteis impidiendo que vuestros hijos nacieran o los asesinasteis en el vientre, yo pediré cuenta de estas vidas; pues con asesinarlos os habéis atraído castigos, enfermedades, muertes prematuras y desgracias sin numero. Mirad que esto que hacéis es un grave pecado, habéis ido en contra del mandamiento del amor. Yo os di una Doctrina, por qué pues no obedecéis mis mandamientos, mirad que con mis mandamientos os juzgaré en el juicio final.
Madres y padres que no amasteis a vuestros hijos, y por vuestra torpeza, insensatez y malos ejemplos, escandalizasteis a vuestros hijos, con vuestros pecados obligándolos a huir del hogar,seréis llamados también a juicio.
Y tendréis que responder ante el tribunal de Dios por qué cometisteis con ellos estos horrendos delitos.
Si no os arrepentís y hacéis penitencia y pedís perdón, cuando llegue el día de la Santa Ira de Dios y su Justicia, seréis lanzados al infierno como se arroja un paño sucio.
Hijos queridos, escuchad y no pequéis, porque si seguís así, estaréis acumulando ira para el gran día de la Ira, pues vosotros seréis los responsables de haber dado vida a la generación del odio, seréis responsables de no haber defendido vuestro hogar de los ataques del demonio.
El demonio atacó a muchos de vosotros, y a vuestros hogares porque sabe que allí está la base de una buena o mala generación. Y de los malos frutos que dieron estos malos hogares, ha aumentado su ejército que harán la guerra a los hijos de Dios. Y vosotros con vuestros pecados y desobediencias habéis sembrado la confusión en vuestros hijos y por eso ellos no han entendido mis mensajes de amor, ni mi Doctrina, porque no les habéis ensenado a amar, ni les habéis ensenado a amarse. Vosotros habéis trabajado más por el demonio que por mí, enseñando a vuestros hijos el odio, la violencia, el mal que vive en vuestros corazones.
Basta ya padres y madres de odiar, amad a vuestro Dios y a vuestro prójimo, porque este fue vuestro principio, y fuisteis creados a la imagen y semejanza de El, y el es Dios de Amor.
Por eso debéis de amar, no odiar, porque el amor viene de Dios y el odio es del demonio. El hombre y la mujer fueron creados para amarse mutuamente, este fue su gran principio. Fueron creados para amarse, por eso el que no ama, peca gravemente pues no obedece el mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo.
Escuchad y no pequéis, pues la tierra es lugar de pruebas y daréis testimonio de vuestro amor, si vosotros me amáis yo seré vuestro guía; pero si odiáis el demonio os destruirá, porque él incita a la guerra, a la violencia y ordena matar.
Hijos queridísimos, el diablo ha ganado terreno por vuestros pecados y ha desterrado de la tierra el amor, y ha hecho que entre hermanos os matéis, porque muchos no saben amar y esta ausencia de amor es el mal del siglo que os llevará a la destrucción, si no os detenéis a rezar y a implorar de rodillas que el amor del Espíritu Santo penetre en vuestros corazones, y os santifique y os dé la fortaleza para escapar de la esclavitud del pecado.
Hijos queridos, vostros estáis en el tiempo que yo anuncié mi Segunda Venida, en los tiempos que no hay amor, donde oiréis hablar de guerras, se levantarán nación contra nación, reino contra reino y habrá hambre y terremotos, muchos se escandalizarán y unos a otros se harán traición, se levantarán muchos falso profetas y engañarán a muchos y por el exceso de la maldad se enfriará la caridad de muchos.
Poneos de pie para la lucha y desterrad de vuestras almas el pecado y el odio, pues estos son los que están destruyendo al mundo.
Padres y madres detened el aborto, los adulterios, los divorcios, el concubinato que son pecados que destruyen los hogares.
Detened los asesinatos, porque hay tanta sangre derramada que llega hasta el trono de Dios, pidiendo justicia.
¡Basta ya de hombres sanguinarios que solo fomentan la guerra, el hambre, la muerte y el caos, basta ya de tanto odio!
Eso no es el mandamiento que yo os enseñé. ¿Por qué habéis olvidado mis enseñanzas? ¿por qué habéis olvidado mi Sacrificio en la cruz? Pues con tanto odio en vuestros corazones, mi Sacrificio queda en el más oscuro silencio.
¡Padres y madres, basta ya de tantos crímenes! basta ya de tantos hogares destruídos! ¡basta ya de tantos niños abandonados hambrientos de pan y de amor! ¡basta ya de tanta violencia y sangre!
La mujer ha perdido la verguenza y olvidando su dignidad de madre y esposa, se desnuda ente el mundo, mostrando la inmundicie de su cuerpo, tomando anticonceptivos para no tener hijos y así estar libres de este sagrado deber. Aborta a sus hijos y no le importa convertirse en asesina de sus propios hijos. Perdiendo con su insensatez su dignidad de madre que yo en un acto de amor le concedí.
El hombre también ha desviado su camino, es adultero y ambicioso, sólo piensa en adquirir poder y riqueza, aunque sea a costa de sangre y de muertos. Los hombres que llegan a ser poderosos, piensan en adquirir mayor podería y fomentan la guerra, el hambre, el caos, sembrando en la tierra con su actitud, violencia, desolación y muerte. Por eso el hombre ya no piensa en Dios, ya no siente amor, se siente confuso, y no comprende el por qué de tanto odio.
Hijos míos, por eso os hablo para que comprendáis que todo este odio es obra del demonio; pues este odio en el mundo, precede a la aparición del Anticristo.
¡Pueblo mío, pueblo mío! Yo soy el principio y el fin, el que era, el que es, el que viene, el Todopoderoso. Ved que vengo con poder y majestad a mostrar a todos los pueblos MI JUSTICIA y la tierra se conmoverá con el signo de la Cruz.
Mirad que vengo presto con mi recompensa para dar a cada uno según sus obras.
Bienaventurados todos aquellos que me améis y os refugiáis en mi Divina Cruz.
Lavad vuestros vestidos en la Fuente de la Misericordia.
Bienaventurados vosotros que amáis a vuestro prójimo, que amáis la verdad, creéis en mis palabras y tenéis fe y esperáis con confianza mi Segunda Venida; pues de vosotros es el reino de los cielos y se os dará la corona de la gloria y la palma del triunfo.
Bienaventurados vosotros, si creéis y os arrepentís y venís con vuestro Divino Creador a pedir con abundantes lágrimas el perdón de vuestros pecados, para que así os reconciliéis con vuestro Dulce Salvador.
Hijos e hijas mías, un consejo os doy a aquellos que estáis en edad de casaros, procurad elegir una esposa o esposo que sea una ayúda y no un abstáculo para vuestra salvación. Pues de una buena elección depende el éxito de encontrar la felicidad aquí en la tierra y de seguir a Dios en todos sus mandamientos sin tropiezos ni tardanzas. Leed la Biblia hijos queridos, y miraréis que Dios al instituir el Matrimonio y elevarlo a Sacramento os dio una ayuda para vuestra salvación no para vuestra condenación, por eso elegid bien, pues muchos matrimonios que no fueron bien elegidos y que no son del agrado de Dios, son ahora los que engrosan las filas del enemigo.
Yo soy el Señor y no quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y rectifique su camino y vuelva a mí, por eso vengo por Segunda Vez, para demostraros una vez más CUANTO OS AMO.
Madres, vosotros que habéis permanecido fieles a pesar de los problemas, angustias y pesares, vosotras que diste a vuestros hijos lo mejor de vuestro tiempo, vosotras que habéis sufrido por vuestros hijos, por alimentarlos, educarlos y enseñarles el camino del bien, y enseñasteis a amar a Dios y al prójimo como a sí mismo; por vuestros desvelos y trabajos ocasionados por el cuidado de vuestros hijos, vuestra recompensa es grandísima, en el cielo; pues lo que hicisteis a vuestros hijos a mí lo hicisteis y os atrajisteis frutos de bendición. Y sobre vuestra cabeza está la corona y la gloria de una mujer que CON SU AMOR Y HUMILDAD HA BORRADO SUS PECADOS PUES HA AMADO MUCHO, PUES AL AMAR A VUESTROS HIJOS Y DARLES BUEN EJEMPLO LES HAN ABIERTO LA SENDA QUE CONDUCE A DIOS Y HA SACIADO LA SED QUE DIOS TIENE DE ALMAS.


Padres vosotros, que a pesar de los tiempos crueles en que vivís, habéis permanecido fieles a mí y habéis dado amor, buen ejemplo y habéis enseñado a vuestros hijos caminar en la senda recta. Vuestra recompensa es grande. VOSOTROS TAMBIÉN AL AMAR EN ESTA FORMA HABEIS BORRADO VUESTROS PECADOS, PUES HABEIS AMADO MUCHO PORQUE AL HABER AMADO HOMBRES Y MUJERES, HABEIS SEGUIDO MI MANDAMIENTO DE AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y AL PROJIMO COMO A VOSOTROS MISMOS; Y POR ESTO EL DEMONIO NO TIENE PARTE EN VOSOTROS.
Por eso hijos, e hijas, cuando os vayáis a casar no escojáis a la ligera, escoged bien a vuestra pareja, no sea que por una mala mujer o un mal hombre perdáis vuestra alma para siempre.
En los últimos tiempos yo separaré el trigo de la cizaña. Y todos aquellos hijos e hijas que yo llame a la salvación eterna y no pueden seguirme porque su respectiva pareja se lo impide, estos hijos e hijas tendrán que decidirse por su salvación o por su condenación.
Mis hijos y mis hijas no entienden que en los últimos tiempos será diferente, si en los primeros tiempos de la redención se les exhortó a querer a sus esposas y esposos y a cuidar a sus hijos e hijas para que el demonio no encontrara cabida en sus corazones y sus almas, y amarlos hasta la abnegación, mostrarles amor, amor y más amor para que mis pequeños no se escandalizaran con el odio y el desamor. Y flacos como estaban en la fe se perdieran dando inicio a la generación del odio que precedía a la manifestación del anticristo en sus corazones y hacerle la guerra al verdadero Cristo. Pero mis hijos e hijas se rieron de mi Doctrina y de mi ejemplo, no me hicieron caso. Y hoy muchos padres y madres lloran amargamente porque no supieron educar a sus hijos e hijas en la fe y el amor de Dios. No les enseñaron la Doctrina que los hubiera salvado de caer en el abismo. Ahora estos hogares pertenecen a la generación del odio que está dando amargos frutos a la humanidad. La iglesia no cumplió con este sagrado deber, por eso un juicio tremendo le espera, por todas aquellas almas que se han perdido y se siguen perdiendo a causa de su gran negligencia.
En los últimos tiempos mis hijos e hijas, deberán seguirme con su familia, es decir, con sus esposas, esposos, hijos, hijas, madres, padres, hermanos, primos, sobrinos, etc. Pero si ellos no quieren acompañarlos mis hijos e hijas deberán decidirse por mí, porque YO SOY LA VERDAD Y LA VIDA Y FUERA DE MI NO HAY SALVACION Y VENGO A SEPARAR EL TRIGO DE LA CIZAÑA. POR ESO EN ESTOS ULTIMOS TIEMPOS LA DIVISION ES ESENCIAL PORQUE SE VERA QUIEN ES HIJO DE DIOS Y QUIEN ES HIJO DEL DEMONIO, Y AQUELLOS QUE NO QUIERAN SEGUIRME SERAN HIJOS DEL DEMONIO.
AQUELLOS QUE ME SIGAN DEMOSTRARAN QUE ME AMAN, QUE SON TRIGO, QUE SON VERDADEROS HIJOS MIOS, QUE SON DE DIOS, PUES YO CONOZCO A MIS OVEJAS Y ELLAS ME CONOCEN A MI.
En los últimos tiempos el que ame más a su esposa, esposo, padre, madre, hijos, más que a mí, no es digno de mí; pues si ellos le impiden salvar su alma y salvar la de ellos no son de Dios, sino del demonio; porque solamente el demonio quiere el mal hacia las criaturas. Por eso esta división es necesaria porque se verán los que son míos y los que no lo son.
Yo dije:
 “No penséis que he venido a poner paz en la tierra, no vine a poner paz, sino espada porque he venido a separar al hombre del mal, y es en el hogar en donde a mis hijos se les pone mayores dificultades para seguirme y logren salvar su alma.
Por eso el demonio introdujo odio en los hogares para que les fuese mucho más difícil salvarse.
Pues cuando mis hijos me aman ninguno pone tropiezo y todos quieren seguirme y obedecerme, porque el amor los hace discernir y comprender que soy Yo, su Dios quien los ama y regresa para llevarlos a la patria celestial. Cuando en la familia todos me aman, juntos se preparan para recibirme con alegría y amor. Benditos todos aquellos hogares que permanecieron fieles a mí y a mi Madre Santísima. Benditos sean porque velaron y oraron, benditas todas aquellas familias que supisteis amar y esperar. Pues en el día de la gran tribulación me acordaré de vosotros y os brindaré mi Misericordia.
El Padre Eterno quiere que los hogares se salven completos. Pues Eva y Adán marcharon juntos al destierro. Por eso el esposo y la esposa con los hijos deben regresar a la patria celestial. Hacia el ansiado paraíso que yo les daré. Pero si las esposas se niegan a seguiros vosotros deberéis marchar solos, pues la negativa de ellas significa que no son mis hijas, pues la imagen de la Eva pecadora vive aun en sus almas y no quieren obedecer a su Dios y Creador; no quieren cambiarse el vestido viejo y manchado que les dejó el mal cuando ellas en su soberbia aceptaron la sugestión del demonio.


Vosotras hijas, si queréis seguirme y salvaros; pero estáis casadas deberéis decir a vuestros esposos que como esposos que son debéis caminar juntos, pues Adán y Eva fueron desterrados del paraíso juntos no separados.

 Pero si los esposos se niegan, significará que en el alma de estos hombres vive la imagen de Adán pecador y no quieren cambiarse de vestido, quieren seguir pecando y continuar con el vestido viejo y manchado que les dejó el mal. Vosotras debéis dejarlos y seguir vuestro camino hacia el paraíso, pues la negativa de vuestros esposos, es señal de que no son verdaderos hijos míos, que no me pertenecen, que no son ovejas mías, que pertenecen al mal, al demonio. Pues si vosotras obedecéis a estos hombres perderéis vuestras almas. ¿Y qué es más valioso una criatura pecadora o la salvación de vuestra alma por toda la eternidad? El que tenga oídos que oiga, y el que tenga ojos que vea.
Llegará el tiempo en que mi Padre Eterno restablecerá el equilibrio de las cosas y para hacer esto, vosotros debéis purificaros con el sufrimiento y el dolor.
Los hogares deben salvarse completos, pero si la misma familia impide que estos hogares se salven,vosotros hijas e hijos deberéis deciridos por vuestras almas, pues son vuestras almas las que se van a salvar o se van a perder. Y ES POR TODA LA ETERNIDAD.
Si las familias se oponen a esta salvación, mis hijos e hijas deberán seguir la verdad, y la vida solos o acompañados, porque en los últimos tiempos se hará la gran división y el Padre Eterno dividirá a los que son verdaderos hijos míos, los hijos de Jesucristo, los hijos de Dios vivo, y a los hijos del demonio, a los hijos del mal, los hijos del anticristo. Para que yo como Juez de todas las conciencias juzgue a todos y les dé a cada uno según sus obras.
Padres y madres si habéis pecado, arrepentíos y pedid perdón a la fuente de la misericordia que soy yo; pedid la asistencia del Espíritu Santo y las gracias del Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen, vuestra Madre; pues su Inmaculado Corazón triunfará.

Amados hijos, desde el fondo de mi Sacratísimo Corazón os bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

















MENSAJE DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
APOSENTOS DE LOS SAGRADOS  CORAZONES UNIDOS
Cofraternidad de los Corazones unidos de Jesús y María
http://amorsanto.com/
Mensajes De Dios Al Mundo a Través de su profeta: Maureen Sweeney-Kyle
Viene Santo Tomás de Aquino.  Hace una reverencia y ora ante el sagrario.
 Dice:
“Alabado sea Jesús.”  Se sienta…
Tú sabes que los tiempos son peligrosos.  Hay mucha especulación acerca del futuro.  La gente vive con miedo, no confía.  Es tiempo de que las familias se consagren a los Corazones Unidos y que hagan una consagración personal a la Llama del Amor Santo.  Esto será como la sangre del cordero en el portal de sus corazones y sus hogares.  El mal pasará de largo.” 31 de Octubre del 2001

INSTRUCCIONES PARA LA CONSAGRACIÓN DE LAS FAMILIAS
A LOS CORAZONES UNIDOS:
(Requerimientos mínimos)
1. Reúnan a la familia.
2. Lean los pasajes de la escritura.
3. Recen las tres oraciones dadas.
4. Exhiban en sus hogares las imágenes de los Corazones Unidos y de María Refugio del Amor Santo.


(2. Lean los pasajes de la escritura.)
ESCRITURAS
*2 Crónicas, Capítulo 7, vs. 16
“Pues ahora he escogido y santificado esta Casa, para que en ella permanezca Mi Nombre para siempre. Allí estarán Mis Ojos y Mi Corazón todos los días.”
*Éxodo, Capítulo 12, vs. 7 y vs. 13
“Luego tomarán la sangre y untarán las dos jambas y el dintel de las casas donde lo coman... La sangre será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando Yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando Yo hiera el país de Egipto.”



(3. Recen las tres oraciones dadas.)
Consagración a la llama del Amor Santo
Inmaculado Corazón de María,
Humildemente te pido que lleves mi corazón a la Llama del Amor Santo, que es el refugio espiritual de toda la humanidad.
No veas mis faltas, ni mis fallas,
más bien permite que estas iniquidades sean quemadas por esta Llama purificadora.
A través del Amor Santo,
ayúdame a ser santificado en el momento presente,
y al hacerlo, darte a Ti, querida Madre,
cada uno de mis pensamientos, palabras y obras.
Tómame y úsame de acuerdo a lo que te sea agradable.
Permíteme ser Tu instrumento en el mundo,
todo para la mayor gloria de Dios
hacia Tu victorioso Reino. Amén.


Ofrecimiento de los Hogares a María Refugio del Amor Santo


María, mi Madre, mi Fortaleza,
Refugio del Amor Santo,
santifica esta casa por medio del Amor Santo.
Abre el corazón de todos los que habitan aquí
para que sean santos.
Guíanos por el sendero del Amor Santo.
Triunfa sobre cualquier mal,
ya sea una fuerza desconocida dentro de estas paredes,
un hábito seductor o algún apego voluntario
que hayamos escogido nosotros mismos.
Haz de esta casa un santuario del Amor Santo.  Amén.



Consagración de las Familias a los Corazones Unidos
Sagrados Corazones Unidos de Jesús y María,
Ustedes son uno al desear la salvación, santidad, y santificación de cada alma.
Consagramos a Ustedes nuestra familia,
buscando Su Victoria en nuestros corazones y en el mundo.
Reconocemos la perfección de Su Misericordia en el pasado,
la abundancia de Su providencia en el futuro,
y la suprema soberanía de la Divina Voluntad del Padre
en el momento presente.
Deseamos ser parte de Su reinado triunfante
que comienza en este momento presente con nuestro “sí”
al Amor Santo y Divino.
Con la ayuda de Su gracia queremos vivir esta consagración
en cada momento futuro.
Así estaremos unidos en Su triunfo, queridos Corazones Unidos de Jesús y María. Amén.
(4. Exhiban en sus hogares las imágenes de los Corazones Unidos y de María Refugio del Amor Santo.)


"Te amo. Yo soy tu Jesús, nacido Encarnado. He venido para decirte que las gracias que se dan con esta Consagración a Nuestros Corazones Unidos y al Refugio del Amor Santo son particulares y únicas. Por lo tanto, no pueden ser sustituidas por ninguna otra consagración. La pequeña ceremonia que Aquino les dio puede mejorarse, pero no quiten nada." (Jesús, 31 de octubre del 2001)
Jesús dice:
“Hay muchas gracias que son desconocidas para el mundo y que estoy dispuesto a dar a cada alma.
 Estas gracias nunca las piden ni las solicitan y, por lo tanto, no florecen en el mundo. Pero hoy les estoy dando una consagración a Nuestros Corazones Unidos específicamente para las familias.  
                                                                         
 Este ofrecimiento de la familia hacia la victoria de Nuestros Corazones Unidos no es solamente para algunos, sino para toda la gente, todas las naciones.
Muchas y particulares gracias serán otorgadas a las familias que se consagren de esta manera.”
“Los miembros de las familias que rehúsen participar de esta consagración quedarán fuera del círculo de gracia que rodea a los miembros de las familias consagradas, pero serán extendidas muchas gracias para su conversión que de otra manera no tendrían.
Cuando hablo de la familia, me refiero a los que son de la misma sangre o que son un matrimonio.”
“Les he prometido, Mis hermanos y hermanas, estar con ustedes hasta el fin de los tiempos, tal como lo saben ustedes ahora.”
“Mi gracia los rodeará y los sostendrá a través de esta consagración, igual en los tiempos buenos o malos. Cada dificultad les ganará méritos a través de su rendición al Amor Divino. Su familia estará unida si responden a la gracia que Yo les ofrezco. Y ustedes, Mis hermanos y hermanas, compartirán la victoria de Nuestros Corazones Unidos en la tierra y en el Cielo cuando respondan a estas gracias.”

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