Siempre estamos al lado de los que sufren, lloran, de los que se encuentran perdidos, enfermos...

 07/07/2013 15:26 Horas

MARÍA MADRE DE LA IGLESIA 

Revelaciones privadas a José Luis Belmonte Argentina

Hijos míos, Donde estéis cada uno de vosotros yo he de estar, mi amado Hijo y yo, vuestra Madre, estaremos unidos acompañándolos por el camino, al lado de los enfermos, en los lugares más apartados, y siempre estamos al lado de los que sufren, lloran, de los que se encuentran perdidos, enfermos, de los que están privados de la libertad, junto a aquellos que no tienen nada, y a mi amado Hijo lo encontraréis en cada mendigo que estira su mano pidiéndoles un trozo de pan y que muchas veces muchos de vosotros siguen vuestro camino y ni siquiera reparáis en ellos, en los ojitos tristes de los niños, en las lágrimas de los ancianos y de los enfermos. Me encuentro en cada camino que tenéis que transitar, porque os amamos, porque sois mis hijos cada uno de vosotros y jamás me fijaré ni miraré si me amáis o no, porque una Madre jamás se ha de fijar, todo lo contrario, el sufrimiento de no ser amada, de no ser reconocida, de dejarme abandonada y no venir a mi morada, no quiere decir que yo no vaya al encuentro de cada uno de vosotros, que no os cuide cuando os encontráis en una sala de un hospital, o en todo lugar.

Por ello os llamo a la reflexión cada día, al encuentro con mi Hijo a
través de la Eucaristía, a que lleguéis hasta los pies de Él y que os quedéis junto a Él haciéndole compañía. Hablad desde vuestro corazón con Él, Él siempre os escucha y os ama, no os olvidéis ninguno de vosotros que Él se entregó para morir en la Cruz por vosotros, por vuestros pecados, y hoy se encuentra vivo acompañándolos hasta vuestra partida de vuestro mundo al encuentro frente a vuestro Padre, para defenderlos y para que ingreséis cada uno en el Reino de los Cielos. Y a vosotros, amados Hijos de mi Corazón, a vosotros os pido humildad, obediencia a vuestro Pastor Mayor, que salgáis a evangelizar, que os unáis llevando no sólo la palabra sino también la protección que mi morada tiene que entregarle a cada uno de vuestros rebaños. Volved a salir, a caminar por las calles, rezad con mi imagen en las esquinas y en todo lugar el Santo Rosario, recorred la calle junto a mi Hijo y cumplid cada uno de vosotros con los votos que habéis dado. Hijos, vosotros sois llamados a la entrega, a la unidad, al sufrimiento, si os fuera necesario, a vivir en total humildad pero protegiendo siempre a vuestros rebaños. Yo os pido moradas humildes y ropajes humildes, basta de tanta pomposidad, de tanto lujo, no lo queremos, no lo deseamos, os olvidasteis que di a luz a mi amado Hijo en un pesebre, os olvidasteis que mi Hijo vestía con total humildad y recorría puerta por puerta. Haced lo mismo, convocad, no dejéis que mis pequeños caigan en las garras del ángel desterrado y de aquellos que lo siguen, no dejéis jamás de lado a ninguno, y si faltan a mi morada, id vosotros mismos a buscaros, sed verdaderos Pastores y apóstoles de la palabra, sed verdaderos hijos y cumplid con cada uno de los votos que habéis dado, dejaos de pensar que sois JESÚS en la Tierra, si no cumplen como Él lo ha hecho, si no estáis ayudando a quienes tenéis que tenderle una mano. Yo no he venido a retaros ni a acusaros, he venido a haceros comprender y reflexionar. Para qué estudiáis tanto, de qué os sirve si eso no os permite ver la verdad, y la verdad y lo mejor para vuestra misión es estar entre el barro, en las pobrezas más terribles, entre los enfermos más graves, donde hay hambre, frío, calor intenso, y no la comodidad donde muchos de vosotros habitáis. Por ello os pido como Madre que escuchéis a FRANCISCO y seáis humildes igual que él, porque sólo ingresarán al Reino de los Cielos aquellos que abracen y cumplan con los votos que habéis dado.

 Os amo, por ello os llamo a la reflexión a cada uno de vosotros.
 

Amén